Con el paso del tiempo, los proyectos se han ido complejizado en todas las áreas del mercado -a nivel normativo, legal, empresarial, social… – y es por ello por lo que la tendencia actual de trabajo se dirige hacia la participación de equipos multidisciplinares. En algunos casos los integrantes de estos equipos multidisciplinares forman parte de una misma empresa, mientras que en otros casos se producen asociaciones profesionales para proyectos concretos.
Ante esta (no tan) nueva forma de trabajar, en el área de la construcción, contamos con métodos y herramientas que nos facilitan las diferentes operaciones y que tienen una marcada tendencia hacia la especialización, la industrialización y la mejora dentro del mercado laboral, con empresas eficientes y conectadas; y donde el manejo de la información comienza a ser de gran valor e importancia.
La metodología BIM (Building Information Modeling) es una metodología de trabajo colaborativo para la creación y gestión de un modelo 3D en un proyecto de construcción o infraestructuras. Tiene como objetivo principal centralizar la información generada en un único modelo digital creado y compartido por todos los agentes implicados en un proyecto.
BIM no consiste solamente en trabajar con un modelo en tres dimensiones, sino que dicho modelo contendrá información y datos, y varias personas podrán compartirlos. Esto requiere de una acción fundamental, la colaboración. Podremos entender BIM como un método de trabajo colaborativo, en el que todas las partes trabajan sobre un modelo común; siendo una metodología que permite gestionar la información de proyecto y los datos generados en torno a él y que son compartidos por varias personas.
Los profesionales del sector de la construcción podrán introducir datos o modificaciones que sean necesarias en el desarrollo del proyecto, sin importar el momento o el lugar en el que se encuentren. Estos cambios, a su vez, modificarán todos aquellos elementos a los que afecten de forma automática, y estarán disponibles en tiempo real para todos los usuarios. El trabajo colaborativo supone un ahorro de esfuerzo y tiempo, permitiendo a los profesionales automatizar parte de los trabajos para centrarse en aspectos de mayor importancia.
Con esta forma de trabajo, la colaboración, debemos entender el proyecto y el proceso como un todo global, que abarca desde la primera fase, en la que se estudia el proyecto y se forma el equipo de trabajo, pasando por el desarrollo del proyecto, hasta comenzar la construcción, y llegando a la puesta en uso y explotación del edificio terminado.
El uso de esta nueva metodología y sus herramientas lleva aparejado una necesaria adaptación de los sistemas de trabajo. Será importante como vimos en entradas anteriores, definir unos roles de trabajo, pero también esta forma de trabajar requiere una organización de la información para que todos puedan acceder a la misma e incorporar nuevos datos de forma adecuada. La información y el intercambio de datos debe gestionarse a través de un CDE o entorno de datos común, como veremos en próximas entradas.