¿Qué entendemos por Arquitectura Bioclimática?
El concepto se refiere a la relación entre el hombre y el clima a través de la arquitectura. La arquitectura no sólo sirve al hombre y le protege de las inclemencias del clima si no que se aprovecha de los recursos que le ofrece la Naturaleza.
Es decir, la Arquitectura Bioclimática representa el empleo y uso de materiales y sustancias con criterios de sostenibilidad, sin poner en riesgo su uso por generaciones futuras; representa el concepto de gestión energética óptima de los edificios, mediante la captación, acumulación y distribución de energías renovables, pasiva y activamente, así como de la integración paisajística con el empleo de materiales autóctonos y sostenibles.
Una buena orientación, una adecuada protección de los huecos, la elección de aperturas en fachada, etc. pueden hacer mucho más por la integración en el entorno y el ahorro energético que sofisticados sistemas de construcción y control.
Por poner un ejemplo, en los balcones típicos madrileños encontramos varias de estas soluciones: su pequeño vuelo que protege al inferior de la radiación excesiva en verano mientras permite su paso en invierno; el cierre de lamas orientables, que permite la ventilación; la hoja de vidrio intermedia, que favorece la penetración del sol cuando se requiere; y finalmente la contraventana interior, como aislamiento térmico. Un sistema con muchos años de historia y un funcionamiento perfecto y flexible que da respuesta a todas las épocas del año.
Cubiertas ajardinadas
Una de las estrategias más extendidas en diseño bioclimático es la ejecución de cubiertas ajardinadas.
Una cubierta ajardinada mejora el aislamiento térmico del edificio y reduce en gran medida las emisiones de CO2, además de poder ser un espacio de uso y disfrute en el edificio. En esta cubierta, la capa de protección funciona como una cubeta con tierra y agua con un peto contenedor perimetral como remate y para prolongar la estructura.
El espesor de la capa de tierra se coloca en función del tipo de vegetación a plantar, requiriendo mayor espesor a mayor cantidad de vegetación o arbustos de mucha raíz, el espesor mínimo en todos los casos suele ser de 10 cm. Con un espesor de 30cm, ya no es necesario colocar el aislante térmico ya que la capa de tierra cumple esa función. En estos casos es necesario colocar láminas geotextiles antirraíces para proteger el impermeabilizante. Las pendientes oscilan entre el 0% y el 3%.
Tipos de cubiertas ajardinadas
- Cubiertas extensivas: se caracterizan por necesitar un mantenimiento muy reducido, razón por la cual se les denomina también como ecológicas. Suelen poseer vegetaciones tapizantes (y muchas veces autóctonas respecto al lugar donde se construyen), resistentes a los cambios climatológicos y a la intemperie, así como capaces de soportar periodos con poca aportación de agua. Los espesores de tierra vegetal pueden estar entre 10-20 cm aproximadamente. Los elementos esenciales a disponer como protección en este subtipo de cubierta son: capa separadora-filtrante, capa de drenaje y retención de agua, capa de tierra vegetal (sustrato orgánico) y vegetación extensiva.
- Cubiertas intensivas: se caracterizan por necesitar un mantenimiento mucho mayor, así como mayores necesidades de aporte de agua; pueden incluir árboles de dimensiones importantes, césped, estanques, campos deportivos, etc. Se les denomina también cubiertas jardín. Los espesores de tierra vegetal pueden estar entre 15 cm y más de 1 m de altura. Los elementos esenciales a disponer como protección en este subtipo de cubierta son: capa separadora, capa drenante, capa filtrante, capa de tierra vegetal (sustrato orgánico de espesor adecuado a la vegetación a colocar) y vegetación intensiva.
Correcta ejecución de una cubierta ajardinada
Se deberá tener especial atención en una cubierta ajardinada en los siguientes aspectos de su ejecución:
- Capa de formación de pendientes: Deberá dotar a la cubierta de una pendiente necesaria para conducir el agua que se filtre desde el sustrato de forma natural hacia los sumideros. Es recomendable pendientes elevadas para facilitar la evacuación del agua de lluvia, teniendo presente que a mayor pendiente mayor material necesario y, por tanto, mayor peso de esta capa. Pendientes cercanas al 3% suelen dar buenos resultados.
- Aislamiento térmico: Si el espesor del sustrato vegetal es pequeño (alrededor de 5-7 cm), es recomendable colocar una capa de aislamiento térmico adicional en la cubierta. Debe ser de un material rígido, que admita una resistencia a compresión elevada, para soportar el peso de dicho sustrato vegetal.
- Capa impermeabilizante: La solución más habitual es de telas asfálticas. En este caso, debemos ir siempre a soluciones bicapa, con la capa superior autoprotegida y con tratamiento anti raíces.
- Se deberá prestar especial atención al tratamiento de todos los puntos singulares de la impermeabilización: Sumideros, juntas de dilatación, encuentros con perímetro y solapes verticales, que deben subir siempre al menos 20 cm por encima de la capa de sustrato vegetal.
- Capa filtrante-drenante: es la encargada de retener las partículas finas del terreno y de permitir la escorrentía del agua de lluvia hacia los sumideros. Se emplean láminas geotextiles y capa de grava drenante.
- Sustrato vegetal: Es la capa de terreno que servirá de soporte a la vegetación. Su espesor, en las soluciones más convencionales, suele estar entre 5 y 15 cm para no sobrecargar en exceso la estructura, aunque se puede llegar a alcanzar en nuevas edificaciones ya preparadas para ello espesores mucho mayores que permitan incluso la plantación de especies arbóreas. Se debe buscar siempre especies vegetales adaptadas al clima de la zona donde se construye la cubierta, de forma que su mantenimiento sea mínimo.