El hormigón, una de las piedras angulares de la construcción moderna, ha sido fundamental para el desarrollo de infraestructuras en todo el mundo. Sin embargo, su producción ha sido históricamente asociada con altas emisiones de dióxido de carbono (CO2), contribuyendo significativamente al calentamiento global. En respuesta a este desafío, la industria del hormigón está experimentando una transformación hacia la descarbonización, utilizando nuevas tecnologías y prácticas sostenibles para reducir su huella ecológica.
Breve historia y evolución del hormigón:
En la antigüedad, los romanos utilizaban una mezcla de cal, arena y piedra triturada para crear el “hormigón romano”, construyendo acueductos, puentes y edificios monumentales como el Panteón. Este conocimiento se perdió en Europa occidental durante la Edad Media, para luego ser rescatado y puesto en valor, durante el Renacimiento, con arquitectos como Brunelleschi y Palladio.
El gran avance llegó en el siglo XIX con el desarrollo del cemento Portland por Joseph Aspdin, revolucionando la producción de hormigón.
Durante la Revolución Industrial, el hormigón se expandió rápidamente como material esencial para infraestructuras. En el siglo XX, se innovaron tecnologías y técnicas de construcción con hormigón. Actualmente, el enfoque se centra en la sostenibilidad y la reducción de la huella de carbono del hormigón.
Impacto ambiental del hormigón:
A pesar de la tradición y de sus beneficios estructurales, la producción de hormigón es altamente energética y emisora de CO2. En términos de contaminación, la industria del cemento es responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones globales de CO2, según datos de la Agencia Internacional de Energía. Esta producción emite entre 0.8 y 1 tonelada de CO2 por cada tonelada de cemento Portland, lo que implica una considerable carga ambiental. La producción de hormigón requiere una extracción masiva de recursos naturales, como piedra caliza, arcilla y agua, lo que puede ocasionar la degradación de los ecosistemas locales, la pérdida de biodiversidad y la contaminación del suelo y el agua.
En la fase de construcción, el hormigón puede generar grandes cantidades de residuos, especialmente en proyectos de demolición y renovación. Aunque el hormigón es reciclable, el proceso puede ser costoso y energéticamente intensivo, lo que limita su viabilidad en muchos casos. En consecuencia, una cantidad significativa de hormigón termina en vertederos, contribuyendo a la acumulación de residuos y al agotamiento de recursos.
Avances tecnológicos para la descarbonización:
Con el objetivo de abordar los efectos climáticos asociados a la producción y uso del hormigón, se han desarrollado estrategias para mitigar el impacto ambiental de este material:
- Cementos alternativos: Se están desarrollando cementos alternativos que requieren menos energía en su producción y emiten menos CO2. Ejemplos incluyen el cemento de escoria de alto horno y el cemento de ceniza volante, que utilizan subproductos industriales como materiales primarios.
- Captura y almacenamiento de carbono (CAC): Algunas plantas de cemento están implementando tecnologías de captura de carbono para atrapar las emisiones de CO2 antes de que ingresen a la atmósfera, reduciendo así su impacto ambiental.
- Hormigón de bajo carbono: Se están desarrollando nuevas formulaciones de hormigón que incorporan materiales reciclados y de baja emisión de carbono, como escoria de alto horno, cenizas volantes, y polvo de vidrio reciclado.
Los Proyectos de construcción sostenible y su certificación:
En proyectos de construcción de gran escala, como edificios de oficinas, viviendas o infraestructuras, se están implementando prácticas de diseño sostenible que incluyen el uso de hormigón de bajo carbono y técnicas de construcción que minimizan el desperdicio de materiales y energía. Dentro de este tipo de proyectos y para transformarse en referentes en cuanto a sostenibilidad. Han surgido los conceptos de edificios con huella de carbono nulo y casi nulo.
Edificio con huella de carbono nulo:
Un edificio con huella de carbono nulo es aquel que no contribuye a las emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) durante su ciclo de vida, desde la construcción hasta la operación y demolición. Este tipo de edificio no solo minimiza las emisiones, sino que también puede compensar cualquier emisión residual a través de medidas como la compra de créditos de carbono o la plantación de árboles.
Edificio con huella de carbono casi nulo:
Un edificio con huella de carbono casi nulo es aquel que ha reducido sus emisiones de CO2 al mínimo posible mediante la implementación de tecnologías avanzadas y prácticas sostenibles, aunque puede no alcanzar el nivel de cero absoluto.
La certificación LEED en la construcción de baja huella de carbono
La certificación LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, por sus siglas en inglés) se ha establecido como una de las herramientas más efectivas para garantizar que los edificios no solo sean eficientes en términos de energía, sino también sostenibles en su totalidad. Con un enfoque de diseño y construcción que tiene en cuenta el impacto ambiental durante todo el ciclo de vida del edificio, desde la planificación y construcción hasta la operación y eventual demolición, este enfoque busca minimizar el uso de recursos, reducir la generación de residuos y mitigar la emisión de gases de efecto invernadero.
La construcción sostenible mediante los parámetro LEED contempla los siguientes principios:
- Eficiencia energética: Utilización de tecnologías y prácticas que reducen el consumo energético, como el uso de paneles solares, sistemas de iluminación LED y equipos de alta eficiencia.
- Materiales sostenibles: Elección de materiales de construcción que tienen un bajo impacto ambiental, son reciclables o reutilizables, y provienen de fuentes responsables.
- Gestión del agua: Implementación de sistemas que optimizan el uso del agua, tales como la recolección de aguas pluviales y la instalación de dispositivos de bajo consumo.
- Calidad del aire interior: Empleo de sistemas de ventilación avanzados y materiales que no emiten contaminantes tóxicos, garantizando un ambiente saludable para los ocupantes.
- Diseño para la durabilidad: Construcción de edificios que pueden soportar el paso del tiempo y requieren menos mantenimiento y reparaciones.
La certificación LEED, otorgada por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (USGBC) y con gran presencia en España a través del Consejo de Construcción Verde de España, (SPAINGBC), es un estándar reconocido a nivel mundial para evaluar la sostenibilidad de los edificios. Los proyectos que buscan esta certificación deben cumplir con estrictos criterios en varias áreas, lo que garantiza que un edificio no solo es ecológico, sino también eficiente y saludable para sus ocupantes.
En próximos artículos, profundizaremos aún más acerca de esta importante certificación, sin embargo, si quieres transformarte realmente en un experto en sostenibilidad, profundizar en el conocimiento de certificaciones energéticas en Edificios y liderar el desarrollo de proyectos bajos en huella de carbono, te recomendamos inscribirte en nuestro Máster en Energías Renovables, Redes Inteligentes y Movilidad Eléctrica, donde podrás formarte junto a nosotros para realizar el examen de Asesor LEED, permitiéndote administrar y guiar proyectos con altos estándares ambientales, contribuyendo activamente a la creación de un entorno construido más sostenible y mejorando tu competitividad en el mercado laboral.