El cambio climático es un hecho innegable que afecta en varios aspectos al ser humano (social, económico, ecológico, etc.), el precio de la electricidad y los carburantes no dejan de aumentar de forma escalofriante día tras día, sin que parezca que la subida tenga fin. El principal motivo es la explotación de recursos naturales no renovables en el planeta para producir energía, contribuyendo a la generación excesiva de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.
La energía eólica se presenta como una de las energías renovables más empleadas, junto con la fotovoltaica, y eficientes en zonas en las que el recurso del viento es abundante, como es el caso de zonas de costa, montañas altas o en el mar.
Por motivos obvios, resulta tedioso realizar la instalación de molinos eólicos en zonas costeras por la dificultad que plantea el terreno al igual que ocurre en zonas montañosas elevadas, añadiendo la complejidad del transporte de las torres y aspas de los molinos.
Pero todos estos inconvenientes pueden quedar solventados al instalarlos sobre el mar.
La superficie marina en zonas cercanas a la costa tiene una profundidad de entre 5 y 35 metros de profundidad en promedio, haciendo que puedan instalarse pilares para generadores eólicos. En estas zonas además, el viento es una materia prima prácticamente inagotable, ya que siempre está disponible y en movimiento.
Existe el antecedente del Mar del Norte, que cuya instalación genera electricidad para todos los países que baña sus costas en el norte de Europa. En concreto, hablamos del Parque de Horns REV II en Dinamarca que cuenta con un total de 91 turbinas capaces de producir 2,3 MW de potencia.
Esta idea de producción de energía ha llevado a China a crear un “superaerogenerador” que será instalado en el mar. Este gigante eólico tiene unas medidas que alcanzan una altura máxima (torre más pala) de más de 240 metros (las palas tienen una longitud de 118 metros, que puede barrer un área de unos 46.000 metros cuadrados, el equivalente a varias pistas de atletismo), que permiten generar entre 80 y 90 GWh de electricidad, una enorme cantidad de energía que es capaz de dar un giro de 180º al uso de esta energía para producir electricidad.
Este modelo se llama “MySE 16.0-242” empezará su fabricación en 2022, retrasando su comercialización un par de años, hasta 2024 como mínimo si todo marcha sin contratiempos. La principal ventaja de este aerogenerador marino desde el punto de vista económico es que va a permitir regularizar el coste de la energía eólica marina, el cuál actualmente es variable, pudiendo hacer que la aportación de este tipo de energía se incremente en torno a un 15%.
Actualmente la energía eólica es más cara a la hora de hablar de generación de megavatio hora, costando 120 dólares la producción eólica frente a la fotovoltaica que está en torno a 33 dólares. Gracias al aumento de producción de energía que pueden generar estos molinos situados en altamar, puede abaratarse la producción eólica, llegando a igualar a la fotovoltaica, haciendo que su coste se reduzca en torno a un 43% para el año 2050.
La respuesta de otra potencia en el mundo de la energía como es Estados Unidos ha sido que para el año 2023 se finalice la instalación de un parque eólico gigantesco en el estado de Massachusetts, que incluya generadores de última generación tipo Haliade-X de General Electric.
Esta turbina tiene un generador de 12 MW, ofreciendo la capacidad de liderar el mercado eólico frente a otros competidores y produciendo un 45% más de energía que el resto de generadores disponibles, llegando a los 67 GW anuales, lo suficientes para abastecer a 16.00 hogares (el nuevo gigante chino llega a 22.000 hogares).
Este modelo ha contado con una producción de entre 3 y 5 años y más de 400 millones de dólares de inversión y en 2021 está operativo. Su altura es de 260 metros sobre el nivel del mar y sus aspas miden 107 metros de longitud.