Si usted decide influir en el comportamiento de otro está inmiscuido en un acto de liderazgo ya que, en esencia, éste no es más que lograr que los otros hagan algo (se supone que de manera voluntaria) para alcanzar un objetivo común.
Dentro de esta idea de la influencia del liderazgo en la vida de las personas, uno puede entender que esta competencia puede llevar felicidad a otros, puede hacer que alguien avance y prospere, puede determinar el salto y la mejora de un colaborador del equipo; sin embargo, un liderazgo negativo también puede transformarlo en una persona frustrada, temerosa y hasta amargada en el lugar en el que se desempeña ya sea trabajando o desarrollándose.
Comprendida la trascendencia del liderazgo en la vida de cualquier persona, podemos preguntarnos, en cuáles dimensiones de la vida es que podemos influir en el comportamiento de otros; la respuesta es con las que pasamos más tiempo: con nuestras parejas, nuestros hijos y con nuestros jefes o colaboradores. Analicemos esto.
Rol de liderazgo
Nuestro rol de liderazgo como padres es un papel que en estos tiempos está circunscrito a las pocas horas que pasamos con nuestros hijos en el hogar al que a veces llegamos cansados. Ellos van al colegio, nosotros vamos al trabajo y no necesariamente tenemos oportunidad de interactuar, salvo los fines de semana y las horas que decidamos dedicarles.
En cuanto al rol de liderazgo con nuestras parejas el esquema es parecido, podemos compartir con él o ella la cohabitación, el lecho algunos momentos, pero luego están las tareas domésticas, los mismos hijos (si los hay) y también obviamente el trabajo.
Visto de esta manera, el rol de líder como jefe o compañero de un equipo de trabajo es el que más ejercemos en nuestra jornada; estamos mucho más tiempo con nuestros jefes, en las oficinas (o ahora en zoom) compartiendo con los compañeros de labores que en cualquier otro rol en la vida (al menos en la edad productiva).
En este sentido, estos 3 roles del liderazgo revisados (padre, pareja y jefe o compañero de equipo) son tareas fundamentales para lograr la felicidad de la gente, hijos o pareja; pero de ellos el de la jefatura es clave y vital por su extensión e intensidad. Podemos decir que un jefe puede determinar o no la felicidad del colaborador con el que trabaja pues pasa más tiempo con el que con sus hijos o pareja.
En esta la razón es muy importante capacitar, formar y educar a las personas en los temas de liderazgo. Pero si nos detenemos a revisar la currícula y los planes de nuestra educación a todos los niveles vemos que en ningún período se nos enseña a ser padres, que tampoco se nos enseña a ser pareja y menos aún se nos enseña a ser líderes y a trabajar en equipo.
Por esto es estratégico introducir la información de trabajo en equipo y liderazgo en todos los niveles educativos y, mientras esto no suceda, debemos de reforzarlo al interior de las organizaciones. La gente no sabe ser jefe y no aprendió a ser líder en ningún lado.
Si usted quiere lograr la felicidad en su equipo -y ojo que la gente feliz da resultados extraordinarios-, dedíquese a revisar su liderazgo, que no consiste en nada más que buscar los objetivos comunes de su gente y lograr que esta búsqueda de la felicidad se pueda dar también en el lugar de trabajo.
Decir la verdad sobre los resultados
Dicen que el cuento de Hans Christian Andersen “El traje nuevo del emperador” tiene un origen español y que incluso en la obra El retablo de las Maravillas de Cervantes hay una historia muy parecida; recordemosla un poco.
Un emperador que se incomodaba de las ropas que debía usar es visitado por dos bandidos, que le hacen creer que tienen un traje tan ligero que es invisible. Haciendo ademanes de que lo tienen en las manos logran que el emperador se despoje de sus ropas y se ponga el nuevo traje frente a sus súbditos atónitos que no se atreven a decirle nada.
Finalmente sale a un desfile completamente desnudo hasta que un niño grita que el emperador no tiene ropa, ante lo cual no le queda más que seguir marchando con rostro orgullos.
Moraleja:
Nadie quiere decirle la verdad a alguien con poder o peor aún nadie quiere decirle que le están mintiendo.
Esto sucede en muchas organizaciones con áreas obligadas a dar información de los resultados y describir como una radiografía la situación de la empresa; temen decir que la empresa está pasando por malos momentos o que no se están alcanzando los resultados esperados. Pero lo peor de esto es que mientras más tiempo pasa en enfrentarse las crisis y las cifras negativas, más daño se le hace a una empresa puesto que todo viraje siempre tomará tiempo (y más tiempo mientras más tamaño tenga el negocio). Claro está que ese período algunos ganaran como los estafadores del cuento, que le decían al emperador que tenían el traje ideal y más ligero que la seda, tanto que no podía ni verse.
Es por eso vital que las áreas que brindan información para la toma de decisiones sepan ser claras y sinceras con su directorio, consejo o comité gerencial y de esta manera entender que su rol es decir la verdad por dura que sea y por más que afecte a otros de la empresa.
Prepararse desde una maestría o un post grado debe significar adquirir las competencias para tener la fotografía correcta del momento, pero también tener la integridad, ética y capacidad de comunicar los resultados por más adversos que estos sean.
Por esto, es muy importante saber comunicar y presentar de manera asertiva los resultados y los análisis que se tengan desde áreas como la financiera, la contable y la comercial, pues no se trata tampoco de gritar a viva voz que todo esta mal, como el niño del cuento que en su inocencia grita en medio del desfile del emperador: ¡Está desnudo! -hay que recordar que el emperador levantó la cabeza y siguió desfilando orgulloso mostrando su desnudez a todo el pueblo-.
Precisión, veracidad y comunicación asertiva son competencias que todo miembro de una gerencia financiera o de soporte debe tener para que su empresa no desfile desnuda ante accionistas, clientes y proveedores con los resultados que esto pueda tener.
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