Hace solamente una década se tenían muchas certezas sobre la carrera de un ejecutivo promedio en una empresa. Lo más probable era que hubiese sido seleccionado a partir de sus contactos personales o por un head hunter que obtuvo su información de otros contactos.
Luego habría sido entrevistado en base a las competencias determinadas por la empresa, las cuales incluían trabajo en equipo, liderazgo, capacidad de obtener resultados en la interacción con los clientes, entre otras cosas.
Al poco tiempo se le hubiese insinuado que buscara una maestría y habría tenido que calcular, entre otros requisitos, la distancia y los tiempos que le llevarían trasladarse hasta su sede de estudios para continuar con su formación.
En su desarrollo siempre dentro del negocio o la corporación, se hubiesen analizado sus interacciones con clientes o proveedores, a través de sus informaciones o de data obtenida en encuestas y su actividad se habría realizado sobre todo en la sede de la empresa y en algunos casos a visitas con los clientes, con el tiempo que esto conllevaba.
Por último, si ponía mucho empeño en su trabajo y se convertía casi en un workaholic, quizá hubiese pasado mucho tiempo en sus oficinas, que eran una especie de segundo hogar (¿o el primero?) y en el que se daba la identidad con el trabajo. Todo esto, muy probablemente lejos de su pareja y sus hijos, con el consiguiente costo personal que esto supone.
El perfil del ejecutivo en la actualidad
Hoy el panorama es otro, y es bueno que los ejecutivos lo tengan claro. Lo primero que hay que decir es que casi no habrá certezas en un mundo que cambió para siempre a partir de las redes, lo digital y la COVID. Así, lo más probable es que ahora sea seleccionado a partir de una búsqueda en Internet en la que se analizan sus publicaciones, amistades y comentarios de otros y si participa un head hunter, este lo hará recurriendo en primer lugar a LinkedIn.
En su entrevista personal evaluarán su comunicación ante las cámaras, su interacción en una reunión en Zoom y, entre las competencias, analizarán su capacidad de comunicarse en tal o cual red social que use la empresa.
Si desea hacer una maestría tendrá ahora más probabilidad de escoger la educación on line y a distancia le permitirá formarse sin tener que hacer largos desplazamientos que le costaban tiempo y dinero.
Ya en su desarrollo, dentro del negocio, la empresa tendrá mucha información registrada en las bases de datos propias y en las redes sobre reuniones que probablemente sostenga con proveedores y clientes a través de las plataformas de la empresa, sin ir a las oficinas de otros y que dejaran informaciones de tiempo, interacciones, mensajes y otros.
Por último, es probable que muy buena parte de su trabajo lo haga desde su casa o desde coworkings, donde se encontrará para algunas reuniones presenciales con clientes o con compañeros de trabajo, pero esto le quitará esa relación con el lugar de trabajo y, por consiguiente, con la identidad de la empresa. Sin embargo, esto también le permitirá estar más tiempo en su casa y, si sabe organizarse, con los suyos y con él mismo. ¡Este no es el futuro ejecutivos, es el presente!. Adaptémonos a él con inteligencia.
Si estás interesado/a en conocer más sobre el autor de este post, Nano Guerra, emprendedor y consultor de negocios especializado en planeamiento estratégico para medianas y pequeñas empresas, visita su perfil de Facebook aquí.
