El mes de septiembre de 2021 ha vuelto a justificar su mala fama, siendo históricamente el peor mes del año para las bolsas.
S&P -4,8%; Dow Jones -4,3%; Nasdaq -5,3%; STOXX 50 -3,6%; Ibex -0,5%
Los principales focos de atención de los inversores han sido los siguientes:
- Colapso de la inmobiliaria china Evergrande Group. Al no poder hacer frente a sus obligaciones debido a su excesivo apalancamiento, habrá que estar pendientes de cuánto y cómo interviene el gobierno chino y las negociaciones de Evergrande con sus acreedores. En mi opinión, a pesar del gran tamaño de la empresa, aunque puede tener cierto impacto en el sector inmobiliario de la economía china, en ningún caso va a ser el detonante de una crisis sistémica mundial. Nada que ver el contexto actual con el de 2008. Nada que ver con Lehman Brothers.
- Tapering y tipos de interés, pendientes de la inflación. Este punto seguirá siendo uno de los principales quebraderos de cabeza durante los próximos meses debido en gran parte a los problemas de las cadenas de suministro, escasez de mano de obra y a los efectos comparativos (vs 2020, año de la pandemia). Habrá que estar pendientes de los próximos datos, para ver si definitivamente se trata de una inflación transitoria y se va relajando. Parece lógico que la intervención de los Bancos Centrales disminuya (tapering) según nos vayamos dirigiendo hacia una “normalización” de la economía. En relación a los tipos de interés, según la reunión de la Fed que tuvo lugar a mediados de mes, estos van a seguir en el rango objetivo de entre 0% y 0,25%, comenzando a subir 0,25% entre 2022 y 2023. Estas políticas económicas ultra acomodaticias son un oasis para las empresas.
- Enfrentamiento en el Congreso de EEUU para llegar a los siguientes acuerdos:
- Plan de financiación provisional del Gobierno para evitar su cierre administrativo, lo que, como sucedió en 2019, le habría costado muchos millones. El último día de la fecha límite (1 de octubre), Republicanos y Demócratas llegaron a un acuerdo que les permitirá tener fondos hasta al menos el 3 de diciembre.
- Aumento del techo de deuda, para que el Tesoro pueda seguir emitiendo bonos y letras para financiarse, evitando una crisis de deuda. Históricamente, a pesar de los desacuerdos entre los partidos, estos nunca han permitido que EEUU haga default, por lo que esperemos que el resultado sea el mismo en esta ocasión antes de la fecha límite (17 de octubre).
- Aprobación del plan de infraestructuras y la consiguiente subida de impuestos para su financiación. Seguramente, al final se aprobará un plan en torno a 1 billón de dólares, cantidad muy inferior a la que inicialmente pretendía Joe Biden.
- Ralentización del crecimiento americano debido a variante Delta. Si bien es cierto que los últimos datos relacionados con la economía americana han sido por debajo de lo esperado y han empeorado las perspectivas, la última previsión de crecimiento de la Fed proyecta un crecimiento anual del 5,9%, el mayor en 37 años.
- Problemas en las cadenas de suministro. Es clave que se vayan solucionando los cuellos de botella para satisfacer el rápido crecimiento de la demanda y relajar la inflación. Desde el mes de octubre, los ciudadanos desempleados en EEUU han dejado de recibir cheques de ayuda del Gobierno, lo cual incitará a muchos a volver a trabajar. Esto ayudará a satisfacer la alta demanda de personal a la que se están enfrentando las empresas y consecuentemente, aliviará las tensiones en las cadenas de suministro. Lo veremos durante los próximos meses.
En un mes de alta volatilidad como ha sido septiembre, el VIX (índice de volatilidad del mercado americano, también conocido como indicador del miedo) ha alcanzado casi el nivel de 29, volviendo posteriormente a estar por debajo de 19 en cuestión de días. Por contextualizar, cuando el VIX se encuentra por debajo de 20, indica que el mercado está estable y los inversores tranquilos, confiados y con mayor apetito para comprar y/o mantener acciones. Por lo contrario, cuando está por encima de este nivel, predomina el nerviosismo y la venta de acciones aumenta. Superar 30, indica una volatilidad muy alta.
Cuando hay miedo o pánico en el mercado, las acciones con mayor volatilidad y/o mayor riesgo son vendidas, en favor de apuestas más defensivas ante la incertidumbre. Una gran cantidad de inversores no son capaces de soportar este tipo de volatilidad, lo que deriva en movimientos agresivos que se producen en el mercado. Asimismo, suelen comprar acciones en los picos por el síndrome FOMO (“Fear Of Missing Out” – miedo a perderse algo) y venden en los puntos más bajos debido al FUD (“Fear, Uncertainty and Doubt” – miedo, incertidumbre y duda).
Adicionalmente, si le sumamos que en 2021 nos estamos “acostumbrando” a una mayor calma en los mercados, nos volvemos más frágiles. Las correcciones, aunque a nadie le gustan, son frecuentes, necesarias y también forman parte de los mercados alcistas, por lo que sugiero tomarlas como una oportunidad de compra más que como un crash que tanto gusta mencionar.
En mi opinión, el panorama actual sigue siendo muy alcista para las bolsas debido a:
- Políticas monetarias acomodaticias con un entorno de tipos de interés ultrabajos acompañado de estímulos fiscales y monetarios sin precedentes.
- Entrada de nuevos flujos de capital en bolsa, siendo esta la opción más atractiva rentabilidad/riesgo, especialmente estando el mercado de renta fija en horas bajas.
- Crecimiento de la economía americana a un ritmo histórico, liderada por el consumo.
- Gran número de empresas creciendo a doble dígito debido a las disrupciones y profundos cambios que están teniendo lugar gracias a la tecnología (5G, vehículos autónomos, inteligencia artificial, tecnología blockchain…).
Me gustaría recordar que la nueva temporada de resultados del tercer trimestre se inicia a mediados del mes de octubre, e históricamente, como se puede observar en la tabla inferior, suele ser un periodo en el que las bolsas se comportan muy bien y tengo grandes expectativas de que en esta ocasión seguirán haciéndolo. De hecho, el cuarto trimestre que ha comenzado suele ser el mejor del año.
Por otro lado, hay cierto temor que predomina entre los inversores en lugar de un exceso de optimismo, provocando una mayor cautela a la hora de gestionar sus carteras. Siguiendo una vez más la Teoría de la Opinión Contraria, la bolsa se moverá en sentido contrario a lo que piense la mayoría y volveremos a ver máximos históricos en no mucho tiempo.
Tener una estrategia clara, analizar, seleccionar e invertir en las empresas adecuadas, asumir un riesgo que te permita dormir tranquilo y mantener la calma, son las claves para ser un inversor de éxito.
Gestor de Carteras