Uno de los elementos esenciales que deben integrar un Sistema de Gestión de Compliance para que éste sea eficaz es el establecimiento de un sistema disciplinario. Este sistema disciplinario impondrá castigos a aquellos empleados que incumplan las políticas y procedimientos de la organización, de forma proporcionada al incumplimiento o infracción cometida en cuestión. Es importante que estas medidas disciplinarias estén documentadas o procedimentadas y se apliquen en tiempo y forma.
Obligaciones y protocolos de actuación empresariales
El conjunto de normativa interna (Código de Conducta, políticas y procedimientos) deberá detallar las obligaciones a las que deben someterse los empleados en materia de Compliance y establecer protocolos claros de actuación ante los supuestos en los que se detecte la comisión de infracciones. Todas estas normas internas constituirán el marco legítimo de actuación empresarial ante cualquier tipo de infracción.
Al margen del establecimiento del sistema disciplinario, las organizaciones pueden paralelamente llevar a cabo otras acciones fuera de la propia empresa ante el conocimiento de infracciones o delitos cometidos en su seno. Ejemplo de ello sería la denuncia penal al empleado del que se tenga conocimiento que ha cometido un delito.
Consecuencias e incentivos en el SGC
Por tanto, para que un SGC pueda ser eficaz, es fundamental que existan consecuencias para los incumplimientos, así como, que haya incentivos que favorezcan su cumplimiento. Puede ser positivo que existan medidas en forma de incentivos que favorezcan y promuevan la observancia del SGC por parte de todos los empleados, como, por ejemplo, la inclusión del conocimiento de la cultura de cumplimiento en la evaluación del rendimiento anual de los empleados como un elemento positivo que pueda dar lugar a promociones o bonus.