Explicamos los principales aspectos relativos a la contabilización del resultado del ejercicio y su aplicación.
- El resultado del ejercicio es una parte esencial de cada uno de los estados contables que forman parte de las cuentas anuales
- La aplicación del resultado tiene consecuencias tanto jurídicas como contables
Durante mucho tiempo se consideró la obtención de beneficios como el principal objetivo de las empresas. Hoy se tiene mucha más conciencia de que pueden existir otros muchos, fundamentalmente vinculados a las aspiraciones personales de sus gestores y a diversos compromisos sociales y ambientales. Pero ello no ha hecho que la contabilización del resultado haya perdido un ápice de su importancia.
Todo emprendedor debe tener claros algunos aspectos clave de la mecánica de la contabilización del beneficio. De esta forma, no solamente tendrá un mejor conocimiento de la evolución de su empresa, sino también de algunas obligaciones legales y de la proyección exterior que terceras personas recibirán de su marcha.
El cierre contable y el resultado del ejercicio
A lo largo del ejercicio, habremos ido anotando en el libro diario las operaciones de la empresa. Ello habrá supuesto que las cuentas de ingresos vayan creciendo con saldo acreedor y las de gastos con saldo deudor.
Al cierre del ejercicio deberemos realizar una serie de asientos de regularización y cierre. Afortunadamente, las soluciones de gestión modernas nos permiten automatizar el proceso.
Entre todos esos asientos, uno de ellos conducirá a la refundición de todas las cuentas de ingresos y gastos en una sola. Para ello cargaremos las cuentas de los grupos 6 y 7 (normalmente de este último) que presenten al final del ejercicio saldo acreedor con abono a la cuenta 129 (resultado del ejercicio) y abonaremos las cuentas de los grupos 6 y 7 (normalmente del 6) que presenten al final del ejercicio saldo deudor con cargo a la cuenta 129.
Con ello habremos conseguido que, al cierre, todas las cuentas de ingresos y gastos queden a cero y el resultado quede reflejado en la correspondiente cuenta, en este caso la 129. Un proceso semejante se producirá, paralelamente, con las cuentas de los grupos 8 y 9, pero en este caso se abonan o cargan con cargo o abono a cuentas del subgrupo 13.
El resultado del ejercicio en las cuentas anuales
Cuando formulemos las cuentas anuales, el resultado del ejercicio será pieza clave de los diferentes estados contables. De hecho, su reflejo, junto con el de la situación financiera y patrimonial de la empresa, es uno de los principales objetivos que persiguen las cuentas anuales.
En el balance aparecerá en el patrimonio neto y, dentro de él, en los fondos propios. Eso sí, la partida referida al resultado del ejercicio se emplaza entre las situadas más abajo de las referidas a los fondos propios. La razón es que, a pesar de formar parte de la financiación a largo plazo de la empresa, normalmente, durante el ejercicio habrá de aplicarse a unos u otros destinos.
Obviamente, es en la cuenta de pérdidas y ganancias donde el resultado del ejercicio es el protagonista. Constituye su saldo y la información contenida en ella viene a desglosar las categorías de ingresos y gastos que han contribuido a formarlo.
En el estado de cambios en el patrimonio neto, el resultado también es muy importante. De los dos documentos que lo conforman, en el de ingresos y gastos reconocidos, es una de las partidas que se tienen en cuenta para calcular esa cantidad. Por su parte, en el estado total de cambios en el patrimonio neto se informa de todos las modificaciones habidas en el patrimonio neto derivadas de diversas fuentes, entre ellas el resultado del ejercicio y de ejercicios anteriores.
Por su parte, uno de los objetivos de la memoria es realizar ampliaciones de información y comentarios orientados, entre otros aspectos, a trasladar una imagen fiel de los resultados de la empresa.
Finalmente, el estado de flujos de efectivo también parte del resultado del ejercicio. Posteriormente realiza una serie de ajustes que nos permiten ir comprendiendo el origen y la utilización de los activos monetarios representativos de efectivo y otros activos líquidos equivalentes.
La aplicación del resultado
Un aspecto clave es qué hacer con el resultado. A esa pregunta responde la aplicación del resultado, que es una acción con consecuencias tanto jurídicas como contables.
Desde el punto de vista jurídico, dependiendo de la forma jurídica que adopte nuestra empresa, pueden surgir obligaciones relacionadas con la aplicación del resultado. Por ejemplo, en las sociedades de capital es uno de los puntos sobre los que deberá resolver la junta general ordinaria de socios durante los seis primeros meses del ejercicio.
En cuanto a qué se pueden aplicar los resultados las dos grandes partidas, suelen ser la distribución de dividendos activos a los socios (en definitiva, el reparto de beneficios) y la dotación de reservas voluntarias. Estas últimas son constituidas libremente por la empresa y contribuyen a incrementar su financiación propia. Son la principal forma de retener beneficios dentro de la empresa.
Además, pueden existir otros destinos a los que se puede aplicar el resultado; por ejemplo:
- El saneamiento de pérdidas de ejercicios anteriores
- La dotación de la reservas legal o estatutaria
- La dotación de otros tipos de reservas
- El pago de bonos de fundador y de retribuciones a los directivos o a los trabajadores con cargo a los resultados
- Ampliación del capital
Por otro lado, si quedase alguna parte del resultado sin aplicar, esa cifra figurará en una partida denominada remanente.
En todos estos casos, lo que haremos será cargar la cuenta 129 (en la que tenemos reflejado el resultado del ejercicio) con abono a las cuentas representativas de la partida correspondiente del patrimonio neto o a cuentas de tesorería si la aplicación representa un pago a los accionistas, los trabajadores, los directivos, los fundadores, etc. En el caso de que el pago no se materialice en ese momento, se cargará con abono a una cuenta representativa de la deuda contraída.
Un caso especial se produce cuando se ha pagado o reconocido ya un dividendo activo a cuenta de ese ejercicio. Hasta la aplicación del resultado, figurará en el patrimonio neto, minorando los fondos propios en la cifra reconocida o pagada. En el momento de aplicarse, se abonará la cuenta que lo representa por el importe de su saldo con cargo a la cuenta 129.
Comprender la contabilización del resultado nos ayuda a aprender cómo funciona nuestra empresa y a cumplir mejor nuestras obligaciones.
Fuente: SAGE