Cada vez son más los hogares que se suman a las nuevas tecnologías, algunos lo llaman hogares domóticos, otros hogares inteligentes, pero la realidad es que hoy en día hasta nuestro cepillo de dientes se conecta a internet y no deja de ser una puerta para acceder a nuestro mayor tesoro, nuestros datos.
Para ponernos en situación empezaré explicando que el internet de las cosas o IoT, como son sus siglas en inglés. IoT, es un concepto que trata de dar conectividad a las cosas, con el propósito de crear una conexión o red entre ellas y las personas y facilitarnos la vida.
Estos dispositivos, se pueden conectar a través de bluetooth, wifi u otros medios y normalmente son controlados desde una app en el móvil o una página web.
Si me pongo a enumerar la cantidad de dispositivos que hoy en día incorporan wifi o Bluetooth nos aburriríamos, pero como pongo en el título, hay desde cepillos de dientes que nos indican en la app si nos estamos limpiando bien o no los dientes, básculas para controlar nuestro peso, secadores de pelo, dispositivos de salud y médicos, juguetes, rastreadores de animales o niños, vehículos que inteligentes y vehículos autónomos y como no, la automatización de las casa y los asistentes personales como Google Home o Alexa.
A medida que las personas y las cosas están más conectadas, peligra la seguridad de nuestros datos y crece el riesgo de ciberataques hacia nuestra red, es tal la cantidad de información que los dispositivos IoT pueden recolectar sobre nosotros y nuestro entorno, que el apoderarse de esa información se les hace muy goloso a nuestros queridos hackers.
Por ejemplo, los smartwatchs registran nuestros pasos, recorridos, frecuencia cardíaca, patrones de sueño e incluso algunos, tienen nuestros datos bancarios para hacer pagos.
¿Cómo podemos proteger nuestros dispositivos frente a ataques?
Es muy sencillo, para empezar, como digo siempre, reforzar las contraseñas de nuestra red, no debemos dejar nunca la contraseña de fábrica, puesto que es muy fácil de descifrar, usar un filtrado de ips en el router, así no permitiremos entrar a nadie que previamente no hayamos autorizado.
No usar los dispositivos IoT en redes abiertas, no seguras o que desconozcamos su procedencia, ya que, de hacerlo, estaremos dejando la puerta abierta al propietario de la red para recolectar nuestra información.
Y, por último, lo más importante, mantener todos los dispositivos de la red actualizados, desde el cepillo de dientes hasta el router, pasando por la báscula y el móvil, todos. Tengamos presente que la tecnología evoluciona y las formas que tienen los hackers de hacerse con la información también, es por eso que la mayoría de las marcas mandan parches de seguridad y actualizaciones para resolver vulnerabilidades o proteger su software frente a cualquier ataque.
El tener un hogar conectado indudablemente es muy cómodo, encender la calefacción o el aire acondicionado antes de llegar a casa, controlar tu ejercicio con tu pulsera y verlo tranquilamente desde tu móvil, o hasta entrar a tu casa con tu smartphone como llave con una cerradura inteligente, pero siempre hay que tener presente que generan un riesgo de seguridad y que debemos reforzar nuestra red y realizar mantenimientos periódicos para luego no llevarnos ningún susto.
